Carlos Saavedra
Silbo en el mar aunque el viejo me rete y se enoje.
Ya se viene la tormenta. Era lo que quería. Sin saber.
Yo absorbo ese poder. Estoy feliz, aunque demore buscando las mayas cuando pase.
La barca salta, las olas nos tapan y golpean.
El golpe no me tira me afianza.
Recién cae del salto la barca.
Vuelo tras vuelo, salto tras salto, vamos llegando a la escollera.
Ahí esta el miedo a pasos de la costa.
Las olas pegan en la escollera y vuelven.
Siempre alguno se da vuelta y alguno muere.
Cuanta tensión había, cuanta descarga.
Me estoy enamorando sin límites del poder del mar y de la vida.
Con ese poder tomo luz.
Con esa energía voy a la guerra.
Con esa energía voy al amor.
No me importo morir en la tormenta. Ni como guerrero, ni como amante.
Estoy ahí, vengo de ahí, soy eso. Y vengo como turbonada a dar todo.
Los abuelitos vienen cabalgando en nuestra sangre y Arriba!
Veo el pasado adelante y no de otra manera.
Vengo, vengo, vengo.
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