Blanca. Transparente. Prístina. Ella se refracta para manifestar la multiplicidad de la vida.
Los colores son su alegría más profunda.
La luz
Esta preñada de Amor y Pasión por la vida, cuando se hace roja.
Es prospera y contenta en sí misma, al hacerse naranja.
Es feliz, tintineante y vibrante, cuando se viste de amarillo.
Florece en esperanza, haciendo la sutil danza de sopesar, al brotar en verde.
Cuando solo quiere la Verdad y la Sabiduría, se viste de azul.
Es expansiva, intuitiva y abierta, al llenarse del dulce índigo.
Y cuando quiere transformar la materia que toca, en la vibrante verdad divina, se engalana de violeta.
La luz se auto celebra al hacerse color. Se festeja. Se regodea en su propia e infinita belleza. Se sabe blanca y por eso dueña de Todo, pero sin embargo se esparce y se abre en abanicos refractarios de sus propios potenciales.
La luz se ama al hacerse arco iris.
Como mi alma se ama a sí misma al hacerse Mujer de todos los colores.
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