domingo, 20 de octubre de 2013

Mi manifiesto de la Maternidad


Hay dos temas donde yo no discuto, no pretendo consensuar, no pretendo convencer. Mi vida íntima (“espiritual”) y mi MATERNIDAD, son experiencias infinitamente sagradas y son absolutamente P E R S O N A L E S. Por eso este es un manifiesto, sin disposición a revisión, diálogo o discusión. Es una exposicion de mi experiencia personal. Ni más, ni menos.
1. De lo que Exijo
Para mí, la maternidad es una ELECCION DE LA MUJER. La Mujer es la que Elije. No hay tutía en esto. El estado debe garantizar la libertad de esa elección y los credos ocuparse de mantenerse al margen. Desde este lugar, creo y sostengo que el aborto debe ser garantizado. Mis elecciones personales son MIAS y surgen de mi Ser, de ninguna forma tengo yo el derecho a pretender que ninguna otra mujer viva esta experiencia como yo individualmente lo hago. Personalmente jamás se me cruzó la opción del aborto. No creo que eso me haga mejor ni peor mujer. Mejor ni peor madre. Simplemente fue una ELECCION. Quizás parezca una obviedad, pero me duele observar como el tema de la libre elección en la mujer es tan castigado desde extremos opuestos. Así como un sector denigra a las mujeres que elijen no ser madres, hay un amplio sector (especialmente en el ambito intelectual y artístico donde yo me desenvuelvo) que denigra a las que somos madres en l i b e r t a d.
Quizás parezca que estoy exagerando, y que ancestralmente las madres somos vistas cual santas que brindan amor incondicional. Si bien existe ese mito sobre la maternidad (que tanto mal nos ha hecho a las mujeres) personalmente e vivenciado el juicio y la discriminación, con la misma o mayor intensidad que la idealización de mi rol de madre. Cuando quedé embarazada de mi primer hijo, era muy jovencita, tenía 21 años. Entonces hacía unos meses había entrado a trabajar en una empresa que tercerizaba la producción del Reality Show El Faro del Fin del Mundo para la reconocidísima productora Promo Film. Yo estaba cursando el último año de mi carrera en Buenos Aires y la vida parecía haberse puesto buena. En primer lugar, esperaba a mi hijo, uno de los deseos más entrañables de mi vida era ser mamá y ¡estaba siendo real!. El parto de Ata iba a ser justo después de que yo termianara de cursar entonces sólo me iban a quedar rendir finales para recibirme, y encima de todo estaba trabajando como guionista (otro sueño de la piba) con un sueldo que en el 2002 iba a ser de $6.000. O sea, todo parecía ser justo y maravilloso para mí. A las semanas de estar trabajando intensamente, con los productores felices de mi laburo, me piden que fuera a Promo Film a firmar los papeles para estar en blanco. Había mucho trabajo y no había tenido tiempo de hacer este trámite. Yo me subí al colectivo. Tenía puesto un vestidito violeta bordado que el Marcos me había regalado ni bien supimos la noticia. El vestido me marcaba la panza y para mí, yo nunca jamás había estado tan hermosa como en ese momento. Llegué a la lujosa productora, me senté en una silla mientras esperaba que me llamaran para subir a la oficina de no se quién. Ví pasar a Reina Reach con su manager, cual Marilyn Monroe, todos eran gente “importante” yo era un piba hippie que esperaba firmar su contrato. La recepcionista me pide que suba por un ascensor de vidrio a la oficina de ….. (no recuerdo como se llamaba el hijo de puta). Subo, entro y un viejo de aproximadamente sesenta años, vestido de traje gris, con el pelo peinado con un gel asquerosamente húmedo me mira la panza. Me pregunta automáticamente si estoy embarazada.Yo con una sonrisa de oreja a oreja le digo que sí, que de tres meses. Me hace firmar todos los papeles y muy formalmente me despide. Cuando llego a la productora, tras un viaje de una hora o más porque las distancias eran grandes, Verónica la coordinadora del área de contenidos (mi jefa) me abre la puerta llorando. Me dice que no sabe como decirme lo que me tiene que decir, que si nos podemos sentar afuera. Yo empiezo a entrar en pánico, lo primero que le digo es “¿Le pasó algo a Marcos?” Me dice que no, tampoco a mi familia de Córdoba. Veronica lloraba desconsolada y yo tuve que tranquilizarla para que me pudiera decir lo que estaba pasando. Los habían llamado de PROMO FILM para decirles que de ninguna forma iban a poner en blanco a una mujer embarazada. Que eran demasiados riesgos para la empresa, que me tenían que despedir. Yo no podía creer. Verónica no dejaba de decir que los disculpara, que mi trabajo era excelente, que ellos no podían hacer nada. Busqué mi bolso y me subí por cuarta vez en el día al bondi. Recién eran las tres de la tarde. Y fue entonces cuando empecé a llorar como nunca antes había llorado en mi vida. Llore en el bondi, llore en el subte y en la combinación del subte. Llore mientras caminaba. Llore en mi casa hasta que mi cuñado Lucas me sacó a ver una obra de teatro “Giuseppe” donde lloré por todos.
En la FUC, yo era la primer estudiante embarazada. No habían habido antes cineastas con panza. Y si bien hubo muchisima gente que me cuidaba, también hubieron muchisimos a quienes yo les parecía literalmente un alien. Una compañera escandalizada en el bar gritaba que cómo no me hacía un aborto, esta jovencita de zona norte ni siquiera escuchó mi respuesta (no me interesaba explicarle un carajo) Mi profesor de pensamiento contemporáneo, un filósofo que se garchaba a todas las estudiantes que podía, no dejaba de fumar en el aula y cada vez que se prendía un cigarrillo me decía que si yo había elegido quedar embarazada, me cagara. El no creía en las instituciones sociales y no se cuantas sorchadas. Lo más loco es que este progresista perverso enamorado de Foucault tenía un anillo de casamiento. Esa institución no lo había ofendido, pero mi panza era motivo de burlas sistemáticas. En la FUC una de las docentes más renombradas de la cátedra de Producción, me había elegido para el año siguiente ser Jefa de Trabajos Prácticos de su materia. Pero cuando vió mi panza, en una charla muy informal me dijo “Que pena que nos vas a poder trabajar conmigo el año que viene” Esta productora famosa, era mujer y tenía hijos.
Así de rápido comprendí que en mi ámbito la maternidad despertaba todo tipo de delirios. Me han preguntado hasta el hartazgo ¿Porqué tenes CUATRO hijos?!?!?! Y a mi jamás se me ha ocurrido preguntarle a la gran mayoría de mis conocidos que superan los treinta ¿Porque no tenes hijos?. Es tan obvia la respuesta, porque no lo elijieron.
Hace poco un productor local me decía que no me imaginaba trabajando en campo durante un rodaje “Es que me preocupo por tus hijos” A lo cual le respondí “Vos te preocupás, pero yo me ocupo. No te preocupes más” Hace poco también un renombrado intelecutal muy muy progresista me dijo que mi cantidad de hijos no se condice con mi estatus social. (¿¿¿
???) Esta persona tiene la misma cantidad de hijos que yo, pero será que en el hombre la paternidad no disputa con el “estatus”….
Escucho a mujeres feministas decir que la maternidad es la pérdida de la libertad. Escucho a personas decir que es un error traer gente a este mundo. Y me pregunto ¿Cómo se consideran a sí mismos progresistas y respetuosos de la libertad? Me cuesta mucho la ecuación.
Exijo para mí y para todas las mujeres RESPETO A LA LIBRE ELECCION SOBRE SU MATERNIDAD, sea esta vivirla o no.
2. De lo que sé
La maternidad es un kilombo. Un delirio. ¿Porqué se elije ser madre? Es algo difícil de responder. Porque como dice Laura Gutman, la maternidad es ante todo un misterio.
No se elije la maternidad desde un lugar racional. Si se trata de hacer números, la maternidad siempre da resto. Quiero decir, si uno pone en la balanza lo que implica ser responsable del bienestar de otro ser humano para toda su vida, es lógico, totalmente logico NO elegir ser madre. Pero la maternidad no se elije desde la razón. Se elije desde las entrañas y el corazón.
Siempre QUISE ser madre. Tenía trece años cuando en un piyama party les comuniqué a mis amigas que iba a tener cuatro hijos. “Los tres primeros van a ser varones y la última va a ser la nena”. Ese pacto obviamente estaba hecho de Ser a Ser con mis niños. Yo sabía y siempre supe que iba a tener a mis cuatro hijos, no podía explicarlo, pero lo sentía. Hace poco me dijeron que una tribu de África considera que uno nace en el momento en que la madre lo desea. Entonces yo soy madre desde los trece.
Desde que me indispuse por primera vez a mis quince años, empecé a sentir el deseo de la maternidad en el cuerpo, en el útero.Veía a una mujer embarazada y sentía literalmente que mi útero “saltaba” y me agarraba una fiebre de antojo de ser madre. Algo también muy dificil de explicar. Añoraba la maternidad con todo mi corazón.
Y cuando fui madre empecé a entender de lo que realmente se trataba ser madre. Y repito, la materniad es un delirio maravilloso, de amor, de responsabilidades, de carreras, de entregas, de enseñares y aprenderes.
Siempre digo que a las mujeres nos hacen falta espacios donde poder compartir los procesos de la MATERNIDAD REAL. Es terrible ver en la publicidad que las madres siempre son mujeres abnegadas y amorosas. Es tremendo el mandato a ser santas de la paciencia, la limpieza, el orden, el cuidado. Es detestable ver a mujeres al estilo Verónica Varano con sus programas de televisión diciendo que la maternidad es una experiencia rococo. ¡De ninguna forma! La maternidad es la ternura infinita, el reconocimiento del instinto más salvaje y feroz, el cansancio extremo. La maternidad al igual que la vida esta hecha de luces y sombras.
El mandato de ser madres perfectas nos caga tanto la cabeza, y caga tanto la relación que construimos con nuestros hijos, casi siempre en un sistema de culpas y controles. Las madres más terribles que conozco son las “madres perfectas”. Suelo decir abiertamente también que lo primero que una debería saber cuando espera un hijo es que LA VA A CAGAR. Yo estoy dispuesta a firmarle un cheque en blanco a cualquier mujer del planeta que diga Usted la va a Cagar. Digo esto hasta el cansancio porque a mi nunca me lo dijeron y tuve que aprender que por más que yo deseara con todas las fibras de mi ser darle a mis hijos “lo mejor” yo soy una persona limitada. Tengo derecho a ser limitada y madre. Tengo derecho a cometer errores y ser madre. Si asumieramos que es imposible ser madre perfecta, más rápido seríamos MADRES CONSCIENTES. Madres reales, prestando atención al día a día. Pacientes con nosotras en primer lugar. Amorosas con nosotras en primer lugar.
Ser madre es exigido. Es estar al pie del cañón todo el día todos los días. Es estar atenta a que nuestros niños: que se sientan AMADOS, que sepan todos los días que son valorados como individuos únicos, que coman bien, que crezcan sanos, que no tengan piojos, que desarrollen su creatividad y su curiosidad por la vida, que tengan las uñas cortitas, que se bañen, que encuentren los lugares y las actividades donde se sienten potenciados a ser quienes son, que aprendan a elegir que consumen en la tele, en internet y en la vida, que reciban besos y abrazos a toneladas diarias, que respeten los límites para que no sea la vida la que se los ponga y duela más, que sepan que nunca estan solos y que siempre pueden contar, que queremos escucharlos, que queremos comprenderlos, que queremos estar ahí, que les guste leer, que tengan tiempo y espacio para jugar, que sepan que todo lo que imaginan o sueñan es real y nosotros creemos en ellos…. Etc, etc, etc,etc,etc,etcétera hasta el infinito.
Sin embargo, he aprendido que la lista se hace sola y naturalmente cuando yo estoy presente y consciente. Es decir, la lista desaparece y aparece el contacto real con cada uno de nuestros niños.
Parte de la maternidad saludable es también resguardar el espacio propio. Porque hay un momento donde una necesita estar con una, sino una se enajena, se pierde de ser persona, mujer antes que madre. Ese espacio es responsabilidad de una construirlo, ante todos los prejuicios sociales que dicen que una madre lo único que quiere es estar con sus hijos. ¡Mentira! Una madre es antes de eso mujer y no solamente quiere estar con sus hijos. Cuando digo que me encanta estar sola algunas mujeres se horrorizan, a mi a esta altura del partido me sudan el coño. Mi salud mental se sostiene gracias al resguardo de mis espacios.
Ser madre es aprender todo el tiempo. Es confrontarse con las propias limitaciones todo el tiempo. Es querer superarlas todo el tiempo. Es también reconocer que mis hijos son Seres que tienen su propia historia, yo soy canal y guardiana de sus bienestares, pero DE NINGUNA FORMA SON MI PROPIEDAD. Mis hijos NO SON MI LEGADO. Mis hijos no tienen porque responder a mis propias maneras de entender la realidad. MIS HIJOS NO SON MIOS. Y esto no puede ser una frase, debe convertirse en un estado de consciencia todos los días, cada día.
Algun día voy a hacer un programa de televisión dedicado a la Maternidad Real y Salvaje. Realmente nos hace falta sacarnos el chip de merengue y mentiras.
Lo mejor de ser madre es EL AMOR INCONDICIONAL. Cuando parí a cada uno de mis hijos y me miraron por primera vez supe que iba a amarlos hasta el infinito y más allá. Supe en carne lo que es AMAR INCONDICIONALMENTE a un ser humano. Supe que ellos podían hacer de sus vidas lo que se les cantara en ganas que yo iba a amarlos sin reparos hasta el fin de mis días.
Ser madre me hizo crecer el alma, el corazón. Ser madre me enseño a desarrollar la mente multidimensional, gracias a la maternidad puedo hacer miles de cosas a la vez sin sentirme desbordada. Ser madre me enseñó a respetar los ciclos de la vida. Ser madre me enseñó a ser paciente y humilde.
Ser madre me hace cada día sentir éxtasis de amor. Los observo y por segundos, minutos u horas puedo literalmente ver la divinidad de cada uno de mis niños. Ver la maravilla de la vida en ellos.Ver lo sagrados que somos los seres humanos. Ver el sol en mis hijos.
Atahualpa, Lautaro, Tupac y Gema son sin lugar a dudas mis más grandes maestros de vida. Ellos me dieron vida, expandieron mi comprensión de la vida, ellos tienen mi eterno respeto, mi eterno agradecimiento. Ellos me hacen sentir bendecida, honrada.
Ser madre es una maravilla.
Ser madre es amar. Amar. Amar. Amar y amar un poco más, hasta el infinito, cada día, todos los días.

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