viernes, 6 de junio de 2008

LAS BRUJAS


Después de la tragedia Ivana miró el reflejo que le devolvió el espejo y noto que sus ojos azules no eran los mismos. Había en ellos una profundidad inexplicable. Eran dos pozos y la hondura que acogían era difícil de tolerar. Ivana había mirado directamente al abismo oscuro e infinito y poco quedaba de la mujer que había sido.
Se sintió extraña en su cuerpo y tubo miedo de perderse. Caminó por el mundo que le era habitual pero por primera vez en mucho tiempo Ivana supo que no pertenecía.
Recordó que tenía una reunión a la que no podía faltar. Se preguntó antes de salir si la reconocerían.
Toco y la puerta se abrió. La recibió la sonrisa de su hermana quien la tomo de la mano y la llevó por un pasillo largo lleno de ventanales. Mientras caminaban Andrea la observaba serena. Ivana quiso disculparse por no ser la misma pero antes de decir una palabra su hermana se detuvo y le señaló un árbol seco en el medio del parque verde. Ivana se sintió triste pero Andrea no la dejó perderse y sosteniéndola con fuerza la hizo avanzar hasta la corteza. Entre las ramas florecían tímidas nuevas hojas. Sentada en una de las ramas estaba Gisela quien le extendió su mano. Entre las dos lograron que Ivana se sentara en lo alto. Gisela miraba apacible el cielo, su pelo bailaba con el viento. Sin dejar de mirar al sol y con una voz suave Gisela le preguntó ¿Cómo estás? En ese momento Ivana sintió un dolor agudo. Era como si la oscuridad se le hubiese agolpado en la garganta. Quería decir tantas cosas pero en cambio lloró. Lorena que estaba abajo recibió en sus manos las gotas. Frotó sus manos con ellas y les murmuró un secreto. Suspendida en el aire subió hasta donde estaban las demás. Al llegar puso sus manos en el pecho de Ivana. Un calor naranja recorrió su cuerpo y entonces Lorena soltó una fuerte carcajada. Cuando la estrepitosa risa dejó de jugar a su alrededor Ivana descubrió que ya no tenía miedo. Entonces Fernanda apoyó sus manos en los hombros de ella. Ivana levantó la mirada y Fernanda la invito a subir un poco más. Llegaron juntas hasta la punta de las ramas. Fernanda tenía sus pies apoyados en dos delgados troncos, era imposible no caerse pero de alguna forma ella sabía mecerse al compás. Fernanda le mostró donde pararse y le enseñó como bailar en lo alto. Cuando Ivana estuvo lista Fernanda le tomó los brazos y suavemente le hizo extenderlos. Ivana giró para mirarla y se encontró con que todas estaban allí detrás. Comprendió al fin lo que debía hacer.
El aire tibio se escurría entre sus dedos abiertos. Escuchó antes de saltar que alguna le dijo “vas a volar” y así fue.
Al despegar Ivana sintió que algo explotaba en sus pies, cuando estuvo arriba de todo pudo ver que el árbol había nacido de vuelta y que las brujas se servían felices de sus flores y sus frutos.

No hay comentarios: